Se pretende abordar de manera crítica el espacio público a partir de la propuesta de inoperatividad en la arquitectura (Boano), la cual supone que para neutralizar las fuerzas de orden que la condicionan esta debe volverse inoperativa, es decir, capaz de desactivar su condición comunicativa e informativa original para abrir nuevos usos y posibilidades (Atelier Bow-Wow). Ser inoperativo no es estar inactivo, sino más bien la actividad que restablece la potencia de los seres -los ciudadanos-, de las cosas -la ciudad- y del entorno -naturaleza-, haciéndolas susceptibles de ser utilizadas de nuevas maneras que intenten evitar su uso anárquico. Debido la escala de intervención que supone el concurso, la inoperatividad no puede ser aplicada en propuestas de diseño urbano de mediana o gran escala, lo cual nos lleva a explorar más bien en el campo de la conductología como una manera alternativa de abordar la intervención. Esta estrategia supondría que el diseño está condicionado por las relaciones existentes entre la naturaleza, los actos humanos y el mundo construido. Teniendo esto como base, se toma como premisa que la propuesta no se definirá por su dimensión “formal”, sino más bien por sus combinaciones de espacios, movimientos y eventos que fomenten nuevas relacione, entendiendo la ciudad como una red de eventos más que como un hecho construido (Tschumi).
Dicho esto y a manera de reforzar las relaciones y vínculos entre los ciudadanos, la ciudad y la naturaleza, en la Ciudad Verde se propone una intervención de elementos urbanos encontrados en el sector, principalmente los muros y pavimentos que lo conforman, con la intención de conformar eventos efímeros. En una primera instancia, hay una intervención sobre el pavimento de la Av. Francisco de Miranda la cual refuerza el flujo peatonal existente entre la esquina de la Av. Principal del Country Club con las paradas de transporte públicos en la Plaza Brion. Esta intervención con pintura asfáltica sobre la calzada no hace sino que enfatizar el movimiento de los transeúntes entre estos puntos, generando un cruce en diagonal más efectivo y de prioridad hacia el peatón. La segunda intervención a nivel de pavimentos, es en el área verde aledaña a la Av. Principal del Country Club, en donde se plantea la construcción de unas bases de circulares para enfatizar un recorrido y lugar de reunión relacionado con la actividad e intervención del Muro Vivero. Las intervenciones de los muros van acompañados de elementos que refuerzan la intención y la forma de hacer uso del lugar. Por un lado, el Muro Ventana propone el mirar hacia ese paisaje prestado, ese paisaje de los campos de golf del Country Club de Caracas y el cerro El Ávila. A través de 5 principales puntos de vista, se pretende hacer un ejercicio en el cual la ciudadanía se dé cuenta de la magnitud del verde que se encuentra detrás del muro y que se pierde por tanto cierro ciego. El Muro Vivero propone una manera de relacionarse con la naturaleza y el ciudadano común. Donde a través de una estantería al aire libre con plántulas del lugar se dé inicio a una reforestación de la ciudad partiendo por sus habitantes.
Como se menciona entonces, a pesar de que la propuesta buscará mejorar condiciones adversas de movilidad y trasporte, su principal interés es realizar un ejercicio crítico sobre “otras” maneras y formas de hacer uso de espacios como éste en Caracas, en el que se propicien las relaciones y vínculos entre los ciudadanos, la ciudad y la naturaleza.