Es importante volver a considerar la ciudad como el resultado de la “construcción” de todos, y el espacio público como el lugar donde este proceso pueda tener lugar. Los espacios resultantes del vacío generado entre las grandes edificaciones estructurantes del lugar de intervención, (Hipódromo, estación, poliedro, museo) son considerados como espacios intermedios, la propuesta busca intuitivamente activar estos espacios intermedios con objetos que interactúan, se fusionan, se camuflan o conviven con su entorno, ese lugar de encuentro donde los conflictos individuales se convierten en comunes.
Sin embargo la propuesta ataca también una escala superior; que busca solventar el problema del flujo vehicular, que afecta las actividades del espacio intermedio. Surge entonces la idea de socavar la calle que va al poliedro, creando sobre ella un espacio público al pie del talud, el resultado es una gran plaza que amalgama las actividades de los grandes equipamientos del sector, construyendo así más espacios para el peatón.
Esta gran plaza funciona como lugar de esparcimiento y desahogo en los momentos donde se producen eventos y en conjunto con los objetos producen nuevas dinámicas e involucran a una gran cantidad de usuarios de los diversos equipamientos así como a los habitantes del sector. Los objetos entonces son un catalizador de los diversos usuarios y crean experiencias nuevas dentro del espacio. De igual manera, los objetos servirían a la comunidad como mobiliario urbano, equipando el espacio público con graderías, bancos, juegos, piezas para exhibición, antenas wifi, luminarias, puntos eléctricos para carga.
La idea se compone de dos fases de ejecución una a corto plazo que contempla la ejecución de los objetos y una a largo plazo donde se considera la obra más grande que es el socavamiento de la vía y la construcción de la gran plaza.