“Según el BID, los efectos económicos de los desastres naturales en América Latina son los más altos del mundo (cerca del 0,18% del PIB por evento).” Dentro de este conjunto de adversidades, las proyecciones indican que en gran parte de la región la intensidad y frecuencia de las precipitaciones aumentará, afectando principalmente la infraestructura en zonas urbanas debido a las inundaciones.
La importante crecida de los cursos de agua no solo ha sido protagonistas de la historia de la ciudad metropolitana de Caracas, sino que, “gracias al Cambio Climático, nos esperan climas cada vez más extremos”. Seguramente la referencia más amarga es el evento catastrófico en el Estado Vargas en 1999. “[U]na tragedia causada por la ocupación indebida de abanicos aluviales. De nada valieron los antecedentes previos que alertaban que el Litoral Central era una zona de alto riesgo sujeta a frecuentes inundaciones, tales como las de 1798, 1912, 1938, 1944, 1948, 1951 y 1954.”
Nuestros ríos y quebradas se han convertido en motivo de preocupación, no solo como cintas transportadoras de basura y aguas de drenaje, sino como una constante amenaza de deslave e inundación. Si se atienden a los acontecimientos recientes, la composición del suelo y la topografía, resulta lo que todos sabemos: la zona de Las Mercedes y Chuao son particularmente vulnerables ante las inundaciones. Un peligro, no solo latente, sino creciente gracias a los cambios que hemos provocado en el clima (siendo Venezuela uno de los países que emite mayores cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera en América Latina después de México, Brasil y Argentina6) y al crecimiento de la población que impermeabiliza el suelo en las cuencas de la región y produce mayores cantidades de basura que −vertidas sobre los cursos de agua− dificultan el drenaje.
Caracas, a sus 450 años, no está preparada para los desastres naturales por venir, mucho menos para afrontar el Cambio Climático. Mientras tanto, Las Mercedes es la zona de Caracas que más intensamente está siendo edificada actualmente.
Nuestra propuesta no trata de menospreciar la intervención y valoración del espacio público, lo que planteamos es que el presupuesto disponible sea utilizado para avivar la corta memoria colectiva a través de imágenes que reproduzcan puntos importantes del futuro tendencial hacia el que nos dirigimos. La creación y gestión de intensivas fuentes de información in situ, en los lugares seleccionados, pero también a través del espacio público virtual que hoy en día agrupa a los diferentes estratos sociales como alternativa a la inseguridad y la violencia.